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Tuesday, September 27, 2011

La vestimenta del cirujano


POR DOMINGO PEÑA NINA*
*EL AUTOR es médico. Reside en Santo Domingo


La ropa quirúrgica debe ser vista como parte de la intervención misma

                De niño me impresionaba ver a alguien vestido con ropas de cirujano. Para entonces se tenía un criterio del médico diferente al actual. Se le miraba con respeto y se entendía que, sin esperar recompensas ni méritos, ponía todo su empeño en conseguir que sus pacientes recuperaran la salud, y cuando esto no sucedía, se debía a las carencias y limitaciones de nuestro medio, o, a una decisión divina en sentido contrario.
                Una frase que me impactó cuando la escuché por primera vez es la que afirma que “los grandes cirujanos se conocen por sus grandes incisiones”. Esto me hacía imaginar heridas quirúrgicas que iban desde el apéndice xifoides hasta la sínfisis del pubis.  Una incisión de tal tamaño permite exponer a la vista todos los órganos del abdomen y la cavidad pélvica y actuar sobre cualquiera que lo requiriera. Pensaba, entonces, que tener la capacidad de hacer una incisión de tal longitud y luego repararla era algo, sencillamente, admirable. El criterio actual es totalmente opuesto, y si se califica bien a un cirujano por el tamaño de sus incisiones, es por la pequeña longitud de las mismas, que ahora pueden llegar apenas a unos 2 cms, cuando se utiliza alguna técnica quirúrgica endoscópica. El sentido de la estética, sobre todo en la mujer, y minimizar la agresión, es el criterio predominante en la actualidad.
                Lo que nunca toleré, ya de médico especialista, fue que mis subalternos utilizaran la ropa de cirujano fuera del área quirúrgica. Me parecía un irrespeto a los principios quirúrgicos y un exhibicionismo intolerable. Era inconcebible, y lo sigue siendo, para mí, que un médico anduviera por los pasillos del hospital y hasta fuera de él, en colmados, supermercados o restaurantes, con la ropa que debía utilizar exclusivamente en el área quirúrgica.
                La vestimenta del cirujano tiene su razón de ser, no es un invento meramente caprichoso. Se supone que la ropa con que se llega al hospital de la calle está cargada de gérmenes patógenos que se le adhieren del polvo, del roce con otras personas, del contacto con paredes, los asientos del medio de transporte utilizado, etc., y si se usa la ropa a ser utilizada durante un procedimiento quirúrgico para estar fuera del área quirúrgica, se le expone a las mismas contaminaciones que la ropa de calle. En consecuencia, el riesgo potencial de una infección del área operatoria y la herida quirúrgica son mayores, a pesar del uso de antibióticos.
                Pero además, la gente sigue viendo con admiración y respeto a quien usa ropa de cirujano. Entiende que quien con frecuencia utiliza sus conocimientos y sus manos para realizar operaciones quirúrgicas complejas debe ser visto como alguien especial.  El poder arrebatar de manos de la muerte una vida, evidentemente merece un reconocimiento. Y muchos cirujanos jóvenes o en fase de entrenamiento, explotan esos sentimientos. Les encanta exhibirse en ropas quirúrgicas por todo el hospital o centro médico, y fuera de él. Muchos, incluso, después de concluida una intervención quirúrgica, acostumbran salir a ver los familiares de su paciente, con el atuendo quirúrgico y la pieza operatoria como un trofeo. Son actitudes que reprocho y a las que no veo razón de ser.
                La ropa quirúrgica debe ser vista como parte de la intervención misma. Y nadie está en condiciones de asegurar que una intervención que va a realizar transcurrirá sin ningún tipo de complicación y tendrá un final feliz. Que todo salga bien es lo deseado y  esperado por todos, pero nadie puede asegurarlo del todo. En consecuencia, un cirujano podrá sentirse satisfecho y feliz tras una intervención quirúrgica exitosa, pero no debe entrar nunca a la sala de operaciones con aire de triunfalismo, como si no existiera la posibilidad de tener algún tropiezo.
                El cirujano para entrar a la sala de operaciones debe despojarse de toda arrogancia y colocarse una vestimenta de humildad. Con ese sentimiento debe vestirse siempre la ropa de cirujano. Nunca se debe perder de vista que todo médico, y el cirujano más, es tan solo un instrumento en las manos divinas en procura de devolver la salud a quien la haya perdido.
                A los cirujanos nos dan un bello ejemplo muchos de nuestros jugadores de beisbol, que cuando dan un cuadrangular o realizan una buena labor monticular, miran hacia arriba y dan las gracias a Dios por el logro obtenido. Ojalá los imitemos.
victor suarez

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